Oiga!
TOLUCA, México, 2 de Noviembre de 2022.- El camposanto de San Buenaventura, al poniente de la capital mexiquense, se transformó en un lugar muy colorido, con olor a copal y veladoras, lleno de flores, con música de mariachis, tríos y hasta norteñas, todo para recordar a quienes se adelantaron y dejaron el mundo material para pasar a un plano espiritual en el que convivieron por algunas horas los vivos con los muertos.
La algarabía regresó al panteón de San Buenaventura, una de las localidades más tradicionalistas de Toluca, donde desde la noche del 1 de noviembre llegaron las familias cargadas de comida, anafres, carbón, bebidas, ceras y todo lo necesario para limpiar y adornar las tumbas de sus seres queridos.
En las inmediaciones del panteón, se instaló un auténtico tianguis en el que se vendió de todo, desde carnitas hasta pescados fritos y mariscos, sin faltar la barbacoa de borrego, las tradicionales gorditas y las enchiladas que han hecho famoso el pueblo de San Buenaventura.
Flores, cubetas, escobas, veladoras, lámparas de mano y muchas bebidas alcohólicas, en su estado original y preparadas, para que quienes fueron a velar no pasaran frío.
Algunas familias primero hicieron ritos religiosos, desde rezar el rosario hasta jornadas de lectura de la Biblia, para luego dar lugar a una curiosa fiesta en la que se derramaron lágrimas cuando recordaron anécdotas con quienes ya no están, para luego cantar juntos algunas de las melodías que eran del gusto de los familiares a los que fueron a recibir a sus tumbas.
En las primeras horas de este miércoles 2 de noviembre, se generalizaron las tareas de limpieza en torno a las tumbas, primero para retirar el carbón quemado y hasta la madera que utilizaron para mantenerse a una temperatura adecuada, y posteriormente levantaron la basura que dejaron las bebidas y la comida que degustaron.
Fue una mañana muy especial en la que el camposanto perdió el silencio que le caracteriza por lo menos 363 días del año, pero que el 1 y 2 de noviembre se interrumpe para dar paso a una de las tradiciones más arraigadas entre los mexicanos: el Día de Muertos.
Cada quien al alcance de sus posibilidades económicas, de formas distintas porque las tradiciones parten de lo familiar y cada quien lo hace a su modo, pero en lo único en lo que todos coincidieron fue en el cariño que profesan a sus muertos, a padres, abuelos, hermanos e incluso hijos, algunos que les arrebató la más reciente pandemia, y otros que partieron antes por otras causas.
